martes, 10 de diciembre de 2013

El experimento del Doctor Moscati

Todos los ojos, incluso los de Schrödinger (el gato mascota del laboratorio), estaban fijos en la blackberry que il Dottore Moscati había depositado en la plataforma de la izquierda. A una señal suya, l'ingeniere Bandinelli, sentado ante el panel de control,  pulsó una tecla, y el cilindro de cristal de titanio descendió del techo hasta apoyarse en la plataforma, rodeando la blackberry.

En medio de un tenso silencio, el cilindro empezó a teñirse de verde fosforescente al tiempo que las luces del laboratorio - y de todo el edificio -  disminuían de intensidad.

Después de una eternidad de veinte segundos, la blackberry desapareció, y un ligero "Aaah" escapó de las gargantas de los presentes (salvo de la de Schrödinger), que dirigieron inmediatamente sus miradas hacia la plataforma y el cilindro de la derecha.

Veinte segundos más de silencio expectante y el cilindro de la derecha adquirió por un instante el verde que antes iluminaba al de la izquierda. Luego se fue apagando, mientras las luces del laboratorio - y de todo el edificio - volvían a lucir con normalidad.

Y de repente, en la plataforma de la derecha apareció una blackberry.

Los doctores, sus ayudantes y los alumnos que presenciaban el experimento estallaron en gritos, en parte de alegría, y en parte de sorpresa, porque la blackberry era blanca, y no negra como la que el Doctor Moscati había depositado en la otra plataforma.

El Ingeniero Bandinelli hizo que los cilindros subieran hasta el techo, y el Doctor Moscati recogió y examinó la  blackberry.

- Sigue estando cargada, tiene mis contactos, la fecha y la hora son correctos.... - dijo después de manipularla un rato - Ingeniere ¿puede hacerme una llamada?

El Ingeniero Bandinelli sacó su teléfono móvil y llamó al Doctor Moscati. La blakcberry entonó las primeras notas de "Palomitas de maíz".

- Es sin duda mi blackberry o, en todo caso y salvo el color, una reconstrucción exacta del original. Debo admitir que, aunque no estaba de acuerdo con il dottore von Heiden en que la reproducción exacta era imposible, porque violaría el Principio de Incertidumbre, el cambio de color parece confirmar su teoría. En todo caso, el teletransporte de material inerte ha sido un éxito. El próximo experimento lo realizaremos con material vivo.

- ¿La cobaya? - preguntó el Ingeniero Bandinelli.

- No: Schrödinger... Al ser negro con manchas blancas, nos permitirá averiguar si el teletransporte solo cambia el negro en blanco o hace también el cambio inverso. 

El Doctor Moscati cogió del suelo a Schrödinger y lo colocó en la plataforma de la izquierda, acariciándole el lomo para que se sintiera tranquilo.

El Ingeniero Bandinelli hizo que los cilindros de cristal de titanio descendieran. Las luces de la sala - y las de todo el edificio - volvieron casi a extinguirse, mientras el cilindro se iluminaba en verde.

Treinta segundos de silencio, y Schrödinger desapareció.

Treinta segundos más, y el gato volvió a aparecer en el cilindro de la derecha.

Y seguía siendo un gato negro con manchas blancas.

El Ingeniero Bandinelli hizo subir los cilindros, y el Doctor Moscati volvió a coger a Schrödinger y a acariciarle el lomo.

Después de un largo silencio lo depositó de nuevo en el suelo.

- Il Dottore von Heiden parece que tenía razón: aunque Schrödinger sigue siendo negro con manchas blancas, todos los que lo conocíamos bien podemos asegurar que ha sufrido una simetría: las manchas de la izquierda están a la derecha, y las de la derecha,  a la izquierda. Es más, después de haberle palpado superficialmente estoy seguro de que sus órganos internos también están ahora colocados simétricamente a como estaban antes de teletransportarlo. No obstante, vive y sigue siendo Schrödinger.

El Doctor Moscati, con una cara que reflejaba su intensa satisfacción, se agachó ligeramente y llamó al gato, que inmediatamente acudió a él. Luego, con Schrödinger en brazos, se subió a la plataforma de la izquierda.

- Pero, Dottore... - protestó el Ingeniero Bandinelli.

- Comprenderán, amigos, - dijo el Doctor Moscati - que,  después del éxito de mis investigaciones, no voy a permitir que nadie me robe la gloria de ser el primer hombre teletransportado...

- Pero, Dottore ¿Y los posibles efectos del Principio de Incertidumbre?

- ...Aunque ello suponga que pueda aparecer con el corazón a la derecha o con la piel de color azulado.

Tras unos momentos de duda, el Ingeniero Bandinelli pulsó la tecla que ponía en marcha el proceso. Los cilindros de cristal de titanio bajaron. El de la izquierda adquirió la misma luminosidad verdosa de las veces anteriores. Las luces del laboratorio - y de todo el edificio - bajaron hasta apagarse por completo. Siguieron varios minutos de tenso silencio y, finalmente, la luminosidad del cilindro se apagó, quedando el laboratorio completamente a oscuras.

Tras otros expectantes minutos, una fuerte luz verdosa iluminó el cilindro de la derecha para apagarse lentamente mientras volvían a lucir las luces del laboratorio - y de todo el edificio -.
Y allí estaba el Doctor Moscati, con Schrödinger en brazos.

Todos los presentes estallaron en vítores y aplausos, mientras el Doctor Moscati repetía una y otra vez:

- Miaaaaaauuuuuuuuuuu... Miaaaaauuuuuuu...      

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