miércoles, 26 de marzo de 2014

Exposición de Enrique Salamanca

En 1974 tuvo lugar la última reunión del Seminario de Análisis y Generación Automática de Formas Plásticas (SAGAF-P) En el Centro de Cálculo de la Universidad De Madrid (CCUM). Una medida de la importancia del seminario puede darla quizás el que, 40 años después, aún siga siendo recordada en exposiciones como la itinerante organizada hace poco por la Universidad Complutense que, después de Madrid, estuvo en las universidades de Pamplona, Alicante y Valencia.

Ahora es Enrique Salamanca quien recuerda en la galería José de la Mano (Claudio Coello, 6 - Madrid, a partir de mañana, 27 de marzo), su experiencia de aquellos años en el seminario.



viernes, 21 de marzo de 2014

Autoestop universitario

Cuando vivía en la Avenida de Valladolid, subía en coche hasta el Centro de Cálculo de la Universidad, donde trabajaba, además de dar clase de Cálculo Numérico en Matemáticas.

Como por la zona hay varios Colegios Mayores, de vez en cuando recogía por el camino a algún estudiante autoestopista.

En una ocasión recogí a uno que se mostró muy agradecido porque si no habría llegado tarde a clase.

- ¿Que estudias? - le pregunté.

- Tercero de Matemáticas.

Le miré de reojo, pero no lo reconocí. Aunque Cálculo Numérico estaba en tercero, no recordaba haberle visto nunca en clase.

- ¿Que asignatura tienes ahora?

- Geometría Analítica. Bueno... la Geometría Analítica es de segundo, pero la suspendí y, aunque el horario coincide con una de tercero, prefiero ir a esta, que es más difícil. 
    
- Pero si no vas nunca y el profesor no te conoce, a lo mejor te suspende.

- No, que va, el profesor de Cálculo Numérico aprueba a todo el mundo.

- Hombre, algo tendrás que saber para aprobar ¿no?

- Si, pero la asignatura no es difícil y los apuntes que da dicen que están bien.

Estábamos llegando y, mientras paraba, le dije:

- De todas formas deberías ir algún día, aunque solo sea para conocer al profesor. Te expones a que un  día, haciendo autoestop, te recoja él, le digas lo que me has dicho a mí y decida suspenderte por no haber ido a clase.

Se bajó. Al cerrar la puerta se me quedó mirando... ¿estaba pensando que quizás yo era el profesor y no otro estudiante?... Me dio las gracias y se marchó corriendo a clase de Geometría Analítica.   

jueves, 6 de marzo de 2014

Cadáveres y Reliquias

Hace poco nos contó María Candel, en su blog "Asomada a la ventana", la historia de amor de Harriet Taylor, poetisa y defensora de los derechos de la mujer, y John Stuart Mill, economista y defensor de los derechos del hombre (mujer incluida). Uno de sus lectores escribió un comentario en el que cuenta que, si bien Harriet está enterrada en Avignon, el cuerpo de Stuart Mill fue embalsamado y se muestra (vestido, por supuesto) en un armario del University College de Londres, al igual que su mentor, Jeremy Bentham.

 También vestido (aunque menos) estuvo expuesto durante años un negro bosquimano disecado en el museo Darder de Bañolas (provincia de Gerona), pero en 1997 fue enviado a Botsuana para que fuera enterrado en su país natal. Se consideró que su exposición pública atentaba contra la dignidad de las personas humanas.

No veo mucha diferencia, pero en el caso de Stuart Mill se supone, sin embargo, que su exposición pública es un honor, a pesar de que seguramente él hubiera preferido que le enterrasen en Avignon, junto a Harriet.

No estoy muy seguro de la importancia que pueda tener el estudio de la momia de Tutankamón para determinar si murió atropellado por un carro o de un malintencionado mazazo, pero, suponiendo que la tenga, estúdiese y vuélvase a depositar su cadaver, si no en su sarcófago (como era su deseo), al menos en un ataud decente.
En cuanto a los santos incorruptos, tres cuartos de lo mismo. ¿Es que no pueden ser igualmente venerados tras una lápida de piedra? 

A mi me parece que la exhibición pública de cadáveres, sean momias egipcias o incorruptos santos, debería suprimirse. Pero aún peor me parece que se mutilen cadáveres para conservar en un relicario un dedo, una mano, o un brazo completo. Imagino que el día del juicio final Santa Teresa saldrá de la tumba en busca de su brazo y se lo reclamará al Generalísimo Franco. 

No es que yo esté en contra de las reliquias en general. Si alguien se encuentra más cerca de un santo por tener un trozo de se hábito en un relicario, no me parece mal. Incluso no tengo nada que objetar si se trata de unos pelos que su madre guardaba celosa desde su niñez, de unos trozos de uñas de la última vez que se las cortó, o de cualquier parte "renovable" de su anatomía, incluyendo la sangre seca de San Pantaleón, recogida tras su decapitación, que todos los años se licúa el 27 de julio en el Real Monasterio de la Encarnación de Madrid.