viernes, 25 de diciembre de 2015

Abbía

Más bellos que los rosados dedos de la aurora
son los dedos de tus manos cuando extiendes los brazos
y me llamas.

Más bellos que la rubia flor de la retama
son tus cabellos cuando te paras mirándome
y me llamas.

Más bellos que las blancas perlas del océano
son tus dientes cuando sonríen tus labios
y me llamas.

Más bella que la clara luz del sol
es la de tus ojos cuando al verme se iluminan
y me llamas.

Más bella que cualquier palabra del diccionario
es la que tu boca intenta cuando aprendiendo a hablar
me llamas:

¡Abbía!  

domingo, 20 de diciembre de 2015

Feliz Navidad 2015




Os deseo a todos una feliz Navidad con la Virgen de la leche de Luis de Morales 
y una poesía de Gerardo Diego, su 
Letrilla de la Virgen María esperando la Navidad


Cuando venga, ay, yo no sé
con qué le envolveré yo,
con qué.

Ay, dímelo tú, la luna,
cuando en tus brazos de hechizo
tomas al roble macizo
y le acunas en tu cuna.
Dímelo, que no lo sé,
con qué le tocaré yo,
con qué.

Ay, dímelo tú, la brisa
que con tus besos tan leves
la hoja más alta remueves,
peinas la pluma más lisa.
Dímelo y no lo diré
con qué le besaré yo,
con qué.

Y ahora que me acordaba,
Ángel del Señor, de ti,
dímelo, pues recibí
tu mensaje: «he aquí la esclava».
Sí, dímelo, por tu fe,
con qué le abrazaré yo,
con qué.


O dímelo tú, si no,
si es que lo sabes, José,
y yo te obedeceré,
que soy una niña yo,
con qué manos le tendré
que no se me rompa, no,
con qué.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Dependencia

Juanita subió la persiana, permitiendo que la luz del día inundara la habitación. Luego retiró el edredón, dejando al descubierto el saco de huesos al que había quedado reducido el cuerpo del señor Mortimer.

- ¡Señor Mortimer, señor Mortimer!... Es hora de despertar.

El señor Mortimer abrió los ojos, dejando la mirada perdida no se sabe dónde, y sin mover un solo músculo más.

Juanita le cogió la muñeca para tomarle el pulso, la tensión y la temperatura. Luego puso una mano sobre su pecho y otra sobre la cabeza, y le hizo un encéfalograma y un electro.

- Todo correcto, señor Mortimer. Está Usted como una rosa.

- Era un baile de disfraces... - musitó él.

- Ahora no, señor Mortimer. Primero tengo que afeitarle, lavarle y darle el desayuno.

Juanita le retiró los pañales, le limpió todo el cuerpo con una toallita húmeda y luego le pasó otra con una crema hidratante. Eliminó los pelillos de la cara con una crema depiladora y le puso unos pañales limpios. Luego lo vistió con una sencilla bata, lo peinó, lo sentó en su silla de ruedas, sujetándolo con el cinturón de seguridad, y lo llevó a la cocina, donde ya estaba preparado y caliente el biberón del desayuno.

- Vamos, señor Mortimer, succione... Es muy fácil. ¿No querrá que le alimente por vía intravenosa, verdad?

Cuando hubo terminado, Juanita lo llevó hasta el despacho, le puso el casco psicomental y esperó a que el señor Mortimer empezara a pensar.

Pero lo único que pensaba el señor Mortimer era en que estaba cansado y quería que le dejaran en paz.
- Vamos, señor Mortimer, piense... piense un rato... La editorial...

- Era un baile de disfraces, y yo entré con mi túnica negra, - transmitió el casco psicomental - la amplia capucha que impedía ver mi rostro, y la guadaña. Tuve un éxito inmenso y me dieron el primer premio... Todavía disfruto recordando la cara que pusieron cuando acabó la fiesta y descubrieron que lo mío no era un disfraz...

- Señor Mortimer, no me tome el pelo. El tema de la Muerte que se presenta en un baile de disfraces es de Terry Pratchett. Si publicara algo así, le acusarían de plagiario. Tiene que pensar algo original. La editoríal está esperando nuevas historias que publicar... Si no publica nuevas historias, no ganará dinero. Y si no hay dinero, no podrá pagar mis servicios, y tendrán que devolverme a fábrica para reciclarme, y... ¿qué será de usted sin robot de dependencia?... Porque usted no quiere morir, solo, sin nadie que le cuide  ¿verdad, señor Mortimer?... ¿O prefiere que estimule su imaginación con unas pequeñas descargas en su cerebro?. 

Esta vez, los ojos se dirigieron llenos de odio directamente a Juanita. Pero, a pesar de todo, comenzó a pensar:

-  Juanita subió la persiana, permitiendo que la luz del día inundara la habitación. Luego retiró el edredón, dejando al descubierto el saco de huesos al que había quedado reducido el cuerpo del señor Mortimer...

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En memoria de Terry Pratchett, muerto este año de 2015 y autor de "Mort", novela de la saga Mundodisco en la que narra la historia de la muerte y el baile de disfraces.