lunes, 20 de agosto de 2012

La señora del caos

A Yandros y su Torre del Caos


Una suave brisa riza ligeramente la superficie del lago mientras trae hasta nosotros el dulce perfume de un jardín oculto.

Canta equivocada la alondra, creyendo que amanece, pero es la dorada luz del atardecer la que inunda de paz nuestros sentidos.

Un puente de piedra, sobre el seco cauce de un arroyo nos lleva hasta un imponente, aunque austero, edificio.

Pero… ¿No es la Torre del Caos el edificio que se refleja en las tranquilas aguas del lago? ¿No deberían cubrir el cielo negros nubarrones y ocultar con su horrísono tronar el gemido de los árboles agitados por un viento huracado? ¿No deberían lívidos relámpagos e incendiarios rayos mostrarnos una bandada de ciegos murcielagos revoloteando a su alrededor? ¿No debería una implacable lluvia henchir el torrente para que, con furia desatada, intente derribar el sólido puente?...

Y sin embargo todo es paz.

La alondra alza su vuelo y, acercándose a la Torre, se posa en el alfeizar de una ventana y contempla su interior:

El Caos de negra melena está sentado a la mesa y, sentada junto a él, una mujer vierte en sus platos una humeante sopa.

El Caos, con la cuchara, hace girar su sopa en el plato. Luego, invirtiendo el movimiento, la hace girar en sentido contrario.

- Estoy pensando en dar la vuelta al tiempo, y recorrerlo a la inversa.

- No es una mala idea. – dice ella – Escríbela, pero no la pongas en práctica. Si lo haces, el día en que me conocistes pasará a ser el último día en que me veas.

Hay un silencio, mientras el Caos comienza a cenar.

- Tienes razón. – dice él – Lo que haré será que el tiempo se repita cíclicamente. Así volveré a conocerte una y otra vez.

- Esa idea me gusta más. – contesta ella – Así sentiré repetida la emoción de ver como me mirabas la primera vez.

Nuevo silencio. Habla él:

- Lo escribiré, pero tampoco lo haré. ¿Para qué repetir ese momento, si cada vez que te miro vuelvo a vivir, no solo ese instante, sino todos los que he vivido junto a ti?

Se cruzan sus miradas y, durante un breve instante, el tiempo se detiene una eternidad.

La alondra vuelve a remontar el vuelo y, posándose en la rama de un cercano olmo, canta de nuevo. Pero no canta a la mañana. Ni canta al atardecer. Canta un canto de esperanza; de encontrar un compañero que la mire, para mirarlo a su vez.



4 comentarios:

  1. Te imaginas un tiempo cíclico en el que viviríamos las cosas una y otra vez? pareciera haber un tiempo lineal como el agua que corre y pasa, y otro tiempo de repetición de los mismos hechos, o al menos la percepción de haberlos vivido antes...
    Nos pones a pensar, amigo Floren, un abrazo

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  2. Amigo, envíame la alondra pero diez años atrás y dile que repita y repita el ciclo sin pasar, que no avance,porque como llegue ahora ya no quedan ramas donde posarse,... están todas quemadas...
    Por cierto ... muy bueno...
    Un abrazo.

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  3. El eterno retorno de lo mismo, ¿eh? ¡Leído!

    Me llama mucho la atención la frase "Canta equivocada la alondra", y aún no sé por qué...

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