domingo, 31 de diciembre de 2017

El tiempo no admite paradojas

Armando:

Escribo esta carta unas tres horas antes de mi muerte, que ocurrirá hoy, 12 de Enero de 2074 a las 8´20 de la tarde aproximadamente, cuando tú, el 15 de Mayo de 2017 a las 10´45, dando una vuelta por el jardín, vistes una luz rojiza en la ventana del cuarto de estar. En ese momento se produjo un plegamiento en el tiempo y dos fechas distintas coincidieron en una parte de la fachada de la casa, incluida la ventana. La razón de mi muerte es que el tiempo, aunque no fluye tan linealmente como parece, no admite paradojas. Y hubiera sido una paradoja que tú y yo estuviéramos vivos en el mismo instante, porque es imposible que una misma persona, tú y yo, ocupe dos cuerpos a la vez.

Cómo sé que te costará creer que tú y yo seamos la misma persona, te voy a contar lo que acabas de hacer, que recuerdo tan vívidamente cómo si me hubiera ocurrido ayer:

Te casas con Rocío dentro de tres días. Has comprado, con algo de ayuda de papá, este chalet para vivir con ella. Hoy has venido por aquí para comprobar, una vez más, que todo está en orden, y, antes de volver a Madrid, te has dado una vuelta por el jardín. Es entonces cuando has visto un resplandor rojizo en el cuarto de estar y, acertadamente, has pensado que la chimenea estaba encendida a pesar de que aún no habías ni siquiera puesto leña en ella. Has entrado en la casa y subido al cuarto de estar. Cómo no has visto nada anormal, has vuelto a salir y a mirar hacia la ventana. La luz rojiza seguía allí.  Has sacado del garaje la escalera plegable y, apoyándola en la fachada, te has encaramado hasta la ventana. Has visto desde allí que efectivamente la chimenea estaba encendida, por lo que has abierto la ventana, que estaba simplemente entornada y has entrado en el cuarto de estar, donde me has encontrado muerto en un sillón con esta carta en la mano.

Mira la fecha del periódico que está sobre la mesa, y la hora que marca el reloj de la chimenea.  Y vete por dónde has venido antes de que llegue la ambulancia y la familia. Llevo un sensor que ya les ha avisado de mi muerte.

No sé si debería, en este momento, darte algún consejo para que evites los problemas y disgustos a los que te enfrentarás en el futuro, pero no lo haré porque, cómo te he dicho, el tiempo no admite paradojas  y lo que ha ocurrido no puede dejar de ocurrir, ni ocurrir de otra manera. En todo caso, sabe que esos problemas y disgustos no son nada, comparados con los momentos de felicidad que vas a vivir. También quiero que sepas que muero en paz con Dios. O al menos eso creo. Alguna ventaja tenía que tener el saber la fecha y la hora.


Armando Cifuentes Gómez  

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