miércoles, 1 de junio de 2016

El gobierno de los cielos - Miniauto politicosacramental

Dramatis personae

Angel: Señor mayor, con gafas de gruesa montura, vestido de ángel, alas incluidas y una espada laser azul en la mano derecha.
 Super: Luce ajustada funda roja de superhéroe, que solo deja visible la cara, y tiene pequeñas puntas en la cabeza, a modo de cuernecillos. Blande una espada laser roja en la mano izquierda (es zurdo).
 Peter Pan: Va vestido de Peter Pan.
La Sirenita: Es mitad hombre mitad pescado. No anda, se desliza por el escenario sobre el par de ruedas de un patinete eléctrico con autoequilibrio, y luce una larga cabellera, recogida en la nuca para formar una coleta.
Cicerón: Va vestido de senador romano.
Voz en off: No se ve.

Acto único
Escena I

(Mientras sube el telón suenan los primeros compases de "Así hablaba Zaratustra" de Richard Strauss.



El suelo de la escena es la parte superior de unas blanquísimas nubes que, descansando sobre el suelo, se extienden hasta el fondo del escenario. El cielo es de un azul intenso.

Vemos al ángel, que durante toda la obra, salvo que se indique otra cosa, permanece hierático de cara al público, con las dos manos sobre la empuñadura de su espada laser, que apoya vertical en el suelo. Está colocado a un tercio de distancia del extremo derecho del escenario y a dos tercios del izquierdo.)     

Ángel:

El gobierno de los cielos,
quienes no saben ganar
me quieren arrebatar 
con infundios y camelos.

¿Es que acaso no es lo cierto
que el fruto de mis desvelos,
un cielo de terciopelo,
deja a todos boquiabiertos?

Estas nubes de algodón
¿la prueba no son acaso
de que no ha sido un fracaso
el fruto de mi gestión?

Y la paz que se respira
en tan excelsas alturas
¿no muestran con donosura
que son falsas sus mentiras?

(Por el extremo izquierdo del escenario aparece la cabeza de Super que observa al ángel y luego, mirando al público se lleva el dedo índice a la sien y hace gestos indicando que el ángel no está bien de la cabeza.)

Ángel:    (tras una breve pausa)

¡Te he visto!

(Otra breve pausa)

Yo he ganado. Otros pierden.
Contra mí se han conjurado,
mas vencerme no han logrado
y están por eso  que muerden.

 (Antes de que termine el discurso suena la Danza del Diablo de la "Historia del soldado" de Stravinsky y entra Super bailando y haciendo malabarismos con su espada laser. 



Termina situándose a un tercio del extremo izquierdo del escenario y dos tercios del derecho.)

Super: (señalando al ángel)

Se presenta el caradura,
diciendo que es su bravura
quien mantiene la blancura
de las nubes en la altura.

Más engañar no os dejéis,
pues si a estas alturas subes,
azul será el cielo, y las nubes
siempre blancas las veréis.

Por debajo, sin embargo,
rayos, truenos, vendavales,
tormentas fenomenales,
dejan su sabor amargo.

Y si...

Ángel: (interrumpiéndole)

Benéfica lluvia cae,
que llena nuestros pantanos
en previsión del verano
que a tantos de afuera atrae.

Mas si gobernaras tú,
como eres un cenizo,
nos caerían granizos
del tamaño de un iglú.

Super:

Pues si yo soy un cenizo,
un sinvergüenza eres tú,
un  malandrín, un landrú
un hipócrita, un chorizo,

un troglodita, un racista,
un idiota, un lameculos
un gilipollas, un chulo,
un puñetero fascista,...

Ángel: (interrumpiéndole otra vez, irritado)

 ¡Hasta aquí hemos llegado!

(el ángel deja por fin su posición hierática levantando su espada laser y atacando a Super, que se defiende con la suya. Pelean hasta que comienza a sonar la "Sinfonía de los juguetes" de Leopold Mozart y, por el extremo derecho sale un columpio en forma de media luna en el que va sentado Peter Pan.



El columpio se para unos momentos junto al ángel, a la derecha del escenario, pero luego sigue moviéndose hasta quedar en el centro.

Peter Pan separa los brazos armados del ángel y de Super, que siguen cruzados sobre su cabeza.)

Peter Pan:  
       
¡Tengamos la fiesta en paz!
Y pongámonos de acuerdo
que hay que ser un poco lerdo
para no consensuar.

Todos juntos gobernar
elimina los excesos
que a todos, como posesos,
nos gustaría implantar.

Se pueden adjudicar
competencias a placer,
y cada uno obtener
las que más le han de gustar.

(El ángel y Super agarran cada uno una de las cuerdas del columpio y tiran hacia sí. )

Siendo yo moderador
de tan variado gobierno,
podremos ponernos cuernos
y atacarnos sin pudor.

(Suena el nocturno "Sirenas" de Debussy y sale por la izquierda la sirenita, que se desliza por el escenario con su patinete. 



Al pasar junto a Super le propina un bofetón, y termina  situándose entre el Super y Peter Pan)

Sirenita:

(A Peter) 

No quiero nada de ti,
pues de ti nada me fio.

(A Super, acariciándole la mejilla que antes abofeteó)

Tú serás amigo mío,
si a todo me dices "sí".

(vuelve a sonar "Sirenas" mientras, marcha atrás, la sirenita se aleja de Super, hacia la izquierda, haciéndole gestos con las manos para que le siga.

Super, sin soltar la cuerda del columpio, intenta acercarse a la sirenita, que se sigue alejando hasta que solo se ven sus manos haciéndole gestos de llamada)

Escena II

(Truenos y relámpagos mientras las nubes se levantan del suelo y suben hacia la parte superior del escenario mostrando que por abajo son grises y lluviosas. Desaparecen los actores y el columpio.

Al levantarse las nubes más lejanas vemos a Cicerón, al fondo del escenario, que avanza hacia el proscenio recitando en latín,despacio y con pausas entre frase y frase, la primera de sus catilinarias.)

Cicerón:   

Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?
Quam diu etiam furor iste tuus nos eludet?
Quem ad finem sese effrenata iactabit audacia?
Nihilne te nocturnum praesidium Palati, nihil urbis vigiliae, nihil timor populi, nihil concursus bonorum omnium, nihil hic munitissimus habendi senatus locus, nihil horum ora voltusque moverunt?...

(En un panel luminoso sobre el escenario va apareciendo una traducción no estrictamente literal de las catilinarias:

¿Hasta cuándo pretendéis seguir abusando de nuestra paciencia, sinvergüenzas?
¿Cuándo nos libraremos de vuestras supercherías?
¿Hasta dónde nos queréis llevar con vuestra desenfrenada audacia?
¿No os arredran ni la benemérita guardia civil, ni los mossos d' esquadra, ni la alarma del pueblo, ni el acuerdo de los hombres honrados, ni los sagrados espacios del Congreso y el Senado, ni las miradas y semblantes del mundo entero?..."

(Las últimas palabras de Cicerón no llegan a oírse porque, entre truenos y relámpagos, baja el telón.

Aplausos del público o, en su defecto, grabados.

Se levanta el telón. Los actores hacen un par de reverencias hasta que suena fuertemente una voz en off, que dice: )

Voz en off: 

¡Alea iacta est!

(En el panel luminoso aparece: La suerte está echada.

Los actores, salvo Cicerón, salen corriendo,  asustados, y baja el telón.)  

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