miércoles, 9 de marzo de 2016

Accidente

Cuando Borja abrió los ojos, lo primero que vio fue una bolsa de plástico, semillena de un líquido transparente, que colgaba a su izquierda a medio metro sobre su cabeza.

Comprendió que estaba en un hospital. Había sufrido un accidente.

- ¡Te has despertado! - gritó una mujer, vestida de rojo, al tiempo que se levantaba del sillón en que había estado sentada junto a la ventana  - Llamo a la enfermera...

La moto no se quitaba de delante. Aceleró y maniobró para adelantarla. Cuando ya casi la había superado, la moto aceleró también...

- ¿Cómo se encuentra? - preguntó la enfermera - El Doctor Ramos ya viene para acá.

- Tengo sed. - dijo él.

La enfermera tomó una gasa, la humedeció tras abrir una botella de agua mineral, y se la pasó por los labios.

Dudó si acelerar más o frenar para volver a quedarse detrás. Aceleró y... en aquel momento, de la nada, apareció un coche. Frenó...

- ¿Cómo se encuentra, Javier? - preguntó el Doctor Ramos.

- Bien... ¿Tengo algo roto?... ¿El motorista? ¿y el otro coche?...

- El motorista está perfectamente, Javier. Le debe la vida. Consiguió sacarle del coche antes de que se incendiara...

- ¿Y los del otro coche?

- Solo iba el conductor... No tiene que preocuparse, Javier. La guardia civil ya ha establecido que el accidente fue por su culpa.

- Me llamo Borja, no Javier.

El Doctor Ramos levantó la mirada y la dirigió, interrogadora, a la mujer de rojo.

- Pero... - dijo ella sorprendida - ¿cómo que te llamas Borja? Te llamas Javier.

- ¿Quién es esta señora? - preguntó él, dirigiéndose al doctor.

- Soy tu esposa, cariño...

- Estoy soltero, me llamo Borja Etxaide, y vivo en Pamplona, Monasterio de las olivas, 3º C
... ¿Es que se han vuelto ustedes locos?

- Acompáñeme. - intervino el Doctor Ramos, invitando a la mujer de rojo a salir de la habitación, mientras indicaba a la enfermera, con un gesto, que permaneciera en ella.

- Se llama Jaime Blázquez, y soy su esposa. - le dijo la mujer nada más salir, enseñándole una foto en su móvil en la que aparecían ambos con un par de niños de diez o doce años.

- Lo sé. Pero tenga paciencia. Con el trauma que ha sufrido, es normal que se despierte confuso, e incluso que pierda la memoria temporalmente. Creo que lo mejor es que se marche a casa y descanse. Mañana estará él más tranquilo, y probablemente habrá recuperado la memoria.

Ella se resistió inicialmente, pero al fin accedió. El Doctor Ramos se dirigió entonces a su despacho y encendió el ordenador para buscar las fichas de ingreso de pacientes del día anterior:

Javier Blázquez. Nacido el 10 de octubre de 1974. Calle de la estafeta, 12.

Borja Etxaide. Nacido el 24 de diciembre de 1995. Calle Monasterio de las olivas...

¿Cómo pudo conocer Javier Blázquez el nombre y la dirección del chico, si cuando lo trajeron, ya muerto, él estaba sedado en el quirófano?

- Tengo sed - repitió Borja Etxaide.

- Un buchito pequeño. - dijo la enfermera mientras vertía medio centímetro de agua en un vaso.

Aunque la enfermera le acercó el vaso a los labios, Borja sacó una mano de entre las sábanas para cogerlo. Pero no lo hizo. Se quedó mirándola mientras bebía. Primero la palma. Luego el envés, sorprendido por cómo resaltaban en ella las venas. Apartó el vaso. Sacó la otra mano, y la observó también detenidamente, abriendo y cerrando los dedos.  
  
-Estas... - dijo con un hilo de voz - no son mis manos...


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