lunes, 1 de febrero de 2016

Juan de Mairena

Estoy empezando a leer el "Juan de Mairena" de Antonio Machado en la versión facsímil de la de principios de 1936, que ha editado la Universidad Internacional de Andalucía. Voy por el capítulo III (de 50) y encuentro en sus ocho páginas algunas frases que, dado el momento en que vivimos, no me resisto a reproducir:

Nuestros políticos llamados de izquierda, un tanto frívolos -digámoslo de pasada-, rara vez calculan, cuando disparan sus fusiles de retórica futurista, el retroceso de las culatas, que suele ser, aunque parezca extraño, más violento que el tiro.

Consejo de Maquiavelo: No conviene irritar al enemigo.
Consejo que olvidó Maquiavelo: Procura que tu enemigo nunca tenga razón.

Si se tratase de construir una casa, de nada nos aprovecharía que supiéramos tirarnos correctamente los ladrillos a la cabeza. Acaso tampoco, si se tratara de gobernar a un pueblo, nos serviría de mucho una retórica con espolones.

Es lo que pasa siempre: se señala un hecho; después se le acepta como una fatalidad; al fin se convierte en bandera. Si un dia se descubre que el hecho no era completamente cierto, o que era totalmente falso, la bandera, más o menos descolorida, no deja de ondear.

En política, como en arte, los novedosos apedrean a los originales.

   

1 comentario:

  1. Jum, me parece una crítica un poco vacía. Se está criticando el poco compañerismo, y el no tirarse "los ladrillos a la cabeza"... Pero en qué circunstancia?

    También me parece igual de negativo aceptar todo a pies juntillas, "sí, señor, lo que usted diga, señor".

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