lunes, 24 de febrero de 2014

Romance anónimo de la loba parda

Este romance, aunque anónimo, no sé si es muy antiguo. Lo tomé, para ponerle música, de una antología de la poesía española (editada por AFHA Internacional S.A. en la colección Nuevo Auriga orientada a jóvenes) en la que no pone fecha. 


--*--

Estando en la mía choza
pintando la mi cayada,
las cabrillas altas iban 
y la luna rebajada; 
mal barruntan las ovejas,
no paran en la majada.

Vide venir siete lobos
por una oscura cañada.
Venían echando suertes
cuál entrará a la majada;

le tocó a una loba vieja,
patituerta, cana y parda,
que tenía los colmillos
como puntas de navaja.
Dio tres vueltas al redil
y no pudo sacar nada;

--*--

a la otra vuelta que dio,
sacó la borrega blanca,
hija de la oveja churra, 
nieta de la orejisana, 
la que tenían mis amos
para el domingo de ascua.

- ¡Aquí mis siete cachorros,
aquí, perra trujillana,
aquí, el de los hierros, 
a correr la loba parda!

Si me cobráis la borrega, 
cenaréis leche y hogaza;
y si no me la cobráis,
cenaréis de mi cayada.
Los perros tras de la loba
las uñas se esmigajaban;

--*--

siete leguas la corrieron
por unas sierras muy agrias.
Al subir un cotarrito
la loba ya va cansada:
- Tomad, perros, la borrega,
sana y buena como estaba.

- No queremos la borrega,
de tu boca alobalada, 
que queremos tu pelleja
pa´ el pastor una zamarra;

el rabo para corres,
para atacarse las bragas;
de la cabeza un zurrón,
para meter las cucharas;
las tripas para vihuelas,
para que bailen las damas.


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