jueves, 5 de septiembre de 2013

La creación según los indios quiché

El Popol Vuh es el libro que conserva las tradiciones de los indios que habitan la región del Quiché en Guatemala. En su primera parte relata el origen del mundo y la creación del hombre:

Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmovil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: solo el cielo existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Solo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.
No había nada junto, que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo.
No había nada que estuviera en pie; solo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia…

Es curioso que en casi todos los mitos el mar es anterior a la creación. Incluso en el Génesis no se menciona la creación del agua. Solo dice que Dios separó las aguas que están debajo de las que están arriba.

De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que este es el nombre de Dios…
El primero se llama Caculhá Huracán. El segundo es Chipi-Caculhá. El tercero es Raxa-Caculhá. Y estos tres son el Corazón del Cielo.
¿Tres personas y un solo Corazón del Cielo?

Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz…
Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la tierra: -¡Tierra!. Dijeron, y al instante fue hecha.
Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montañas.
Solamente por un prodigio, solo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.
… se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros…
Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles, guardianes de los bejucos.
… - Tú, venado, dormirás en la vega de los ríos y en los barrancos…
… - Vosotros, pájaros, habitaréis sobre los árboles y los bejucos…
Y estando terminada la creación de todos los cuadrúpedos y las aves, les fue dicho por el Creador y Formador y los Progenitores: - Hablad, gritad, gorjead, llamad…
- Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos… invocadnos, adoradnos!, les dijeron.
Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres; solo chillaban, cacareaban y graznaban…
Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre si:… Esto no está bien… ¡A probar otra vez! Ya se acercan el amanecer y la aurora; ¡hagamos al que nos sustentará y alimentará!...
También en la mitología mesopotámica, la razón principal para crear al hombre era alimentar y sustentar a los dioses, además de alabarlos.

… de tierra, de lodo hicieron la carne del hombre. Pero vieron que no estaba bien, porque se deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se caía, estaba aguado … no podía ver hacia atrás… no tenía entendimiento…
¡A ver si van a tener razón los que interpretan el Génesis al pie de la letra, y estamos hechos de barro! Los síntomas son claros.

…fueron hechos los muñecos labrados en madera… Existieron y se multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos los muñecos de palo; pero no tenían alma ni entendimiento, no se acordaban de su Creador, de su Formador…
En seguida fueron aniquilados, destruidos y deshechos los muñecos de palo, y recibieron la muerte.
Una gran inundación fue producida por el Corazón del Cielo; un gran diluvio se formó, que cayó sobre las cabezas de los muñecos de palo.
Entonces se vengaron de ellos todos los animales, grandes y pequeños, las piedras de moler, sus propios perros, y ¡hasta sus ollas!:

Y a su vez sus comales, sus ollas les hablaron así: - Dolor y sufrimiento nos causabais. Nuestra boca y nuestras caras estaban tiznadas, siempre estábamos puestos sobre el fuego y nos quemabais como si no sintiéramos dolor. Ahora probaréis vosotros, os quemaremos, dijeron sus ollas, y todos les destrozaron las caras. Las piedras del hogar, que estaban amontonadas, se arrojaron directamente contra sus cabezas causándoles dolor.
Desesperados corrían de un lado para otro; querían subirse sobre las casas, y las casas se caían y los arrojaban al suelo; querían subirse sobre los árboles y los árboles los lanzaban a lo lejos; querían entrar en las cavernas y las cavernas se cerraban ante ellos…
Y dicen que la descendencia de aquellos son los monos que existen ahora en los bosques…
¡Darwin, Darwin! Lo has interpretado todo al revés.
Aquí empiezan a aparecer una serie de héroes míticos, buenos y malos, que luchan entre sí. Triunfan los buenos, que son elevados al cielo como estrellas, sol y luna. Y es después de esto cuando los Progenitores dicen:

Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar y nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie de la tierra…
De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados…
Entonces existieron también sus esposas y fueron hechas sus mujeres. Dios mismo las hizo cuidadosamente. Y así, durante el sueño, llegaron, verdaderamente hermosas, sus mujeres, al lado de Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam.
Allí estaban sus mujeres, cuando despertaron, y al instante se llenaron de alegría sus corazones a causa de sus esposas.
Los textos los he seleccionado de la traducción de Adrián Recinos publicada en su 5ª edición en 1961 por el Fondo de Cultura Económica.

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No resisto la tentación de contar un par de anécdotas de cuando estuve en Chichicastenango, la capital del Quiché:

Era día de mercado y la plaza estaba llena de puestos donde se vendía de todo, desde legumbres y frutas hasta artesanías y "souvenirs" para los turistas. En la escalinata por la que se accedía a la iglesia, unos hombres quemaban incienso (o algo parecido). En el interior había muchas velitas encendidas en el suelo, y algunos indios hablaban con ellas (creo que con sus muertos). Me llamó la atención la imagen, no muy grande, de un santo de rojas mejillas, vestido con una túnica dorada que le cubría una enorme joroba. Estuve un rato intentando averiguar de que santo se trataba, ya que, aunque seguro que hay santos jorobados, no recordaba haber visto nunca la imagen de alguno. Finalmente me explicaron que lo que cubría la túnica no era una joroba, sino las alas de San Miguel arcángel.

Me acerqué a un puesto, atendido por una joven india, para comprar alguna artesanía y, mientras las examinaba, se acercó a ella un indio, también bastante joven, y le pidió matrimonio. Empezó reconociendo humildemente que el no se merecía una muchacha tan bella y honesta, pero que estaba completamente enamorado de ella y quería que fuera su esposa. Luego le explicó que con sus pocas posesiones (un huertecito y algunos animales), con su trabajo y con su amor, la haría feliz por el resto de su vida. Esto es un resumen; no podría repetir sus palabras exactas sin estropearlas. Lo que si puedo decir es que lo que oí, haciéndome el distraído con las artesanías, me pareció tan bello que, aunque no hubiera estado en Antigua ni hubiera visitado Tikal, hubiera valido la pena el viaje a Guatemala. Espero que se casaran y que hayan sido y sigan siendo tan felices como él le prometió.

2 comentarios:

  1. Qué genial lo que presenciaste en Guatemala :D Y es interesante lo del agua, para esas culturas tal vez resultaba tan esencial que no se imaginaban nada sin que antes existiese el agua. No recordaba el detalle de las ollas xD Lo leí hace unos años y me resultó muy curioso, sobre todo por las distintas humanidades que narra. Me acordé de que hace un par de años actúe en una versión infantil del Popol Vuh en una feria del libro, fue sorpresivo, el cuentacuentos me eligió a mí, "el más grande de los niños", jaja.

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  2. "¿Tres personas y un solo Corazón del Cielo?" ¿No suena mucho a la Trinidad cristiana? Es curioso ver cómo se repiten algunos detalles en distintas religiones como la existencia no creada del mar, y los hombres de barro

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