Que la paz siempre te acompañe,
dijo Bohú Drak.
Y que la alegría ilumine tu
camino, contestó el anciano Ugo Prisco. Supe de tu llegada hace días...
Algunos de mis acompañantes no
son creyentes, y podrían haber sospechado si hubiera venido nada más llegar.
Has hecho bien. Pero ven,
siéntate y dime ¿cómo están tus padres y los demás hermanos de la comunidad de
Preshko?
Todos bien, y la comunidad
creciendo. Te envían sus bendiciones y este pequeño libro, dijo Bohú
entregándole un libro manuscrito.
¿Qué es? Mi vista ya no es la que
era.
Nuestra comunidad ha decidido
poner por escrito nuestros Libros Sagrados, antes de que se pierdan en el
olvido o se modifiquen inadvertidamente. Esta es la primera versión del Libro
de Iván, que te ruegan examines con atención, para que nos comuniques los
errores o las mejoras que seguramente encontrarás.
Haré que mi nieta me lo lea, pero
ahora ¿te importa leerme el principio?
Bohú Drak volvió a coger el libro
y leyó: "La Palabra existió desde el principio, estaba con Dios y era
Dios. Y por la Palabra todo fue hecho..."
Bohú dejó de leer cuando vio que
entraba en la sala, con una bandeja con pastas e infusiones, el abote que le
había abierto la puerta y le había conducido hasta allí.
El abote dejó la bandeja en la
mesa, ante ellos, y luego, dirigiéndose hacia Bohú, hizo una serie de
movimientos con las manos. Bohú, sorprendido, volvió la vista hacia el anciano
Prisco.
¿No le vas a contestar?, preguntó
este.
Bohú dudó unos instantes, pero al
final contestó: Y que la alegría ilumine tu camino.
El abote sonrió, hizo una ligera
reverencia, y se marchó.
Pero... es un abote, balbució Bohú.
Lo es. Y quiero que se lo digas a
los hermanos de Preshko: Los abotes no tienen cuerdas vocales, pero tienen
alma.
¿Alma?... ¿Quieres decir... alma
inmortal?
Exacto. En realidad es muy
sencillo deducirlo: Distinguen perfectamente entre el bien y el mal, y son
capaces de elegir entre uno y otro.
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