viernes, 24 de febrero de 2012

Hojas de Otoño


A Gerardo Diego


Gerardo Diego fue compañero de colegio de mi padre, y le dedicó la siguiente poesía en su libro LIMBO. Por eso espero que no se considere excesivo atrevimiento dedicarle una a imitación (casi plagio) de algunas de las suyas.



domingo, 19 de febrero de 2012

El gato que sabía demasiado

Aunque Marta le puso nombre de perro, me cayó mal desde el primer momento.  Nunca me gustaron los gatos, pero este menos. Era gris, como las ratas. Y se paseaba mostrando muy ufano la punta torcida de su rabo para que nos enteráramos, como si no lo supiéramos ya, que era un auténtico gato siamés. Cuando Marta no estaba presente, se mantenía a una prudente distancia, pero en cuanto aparecía, se me acercaba y  restregaba su lustroso pelaje contra mis piernas. Sin duda intuía que, con Marta delante, no le daría la patada que, en mi opinión, merecía.

Al principio, lo que yo sentía por Milú era simple antipatía. Pero descubrí que me espiaba: Cuando yo encendía el ordenador, él se arrellanaba tras de mí en una silla desde la que observaba atentamente lo que yo veía en la pantalla.  

Tardé en darme cuenta, pero confirmé mis sospechas cuando, al cambiar de posición la pantalla de forma que mi cuerpo se interpusiera entre ella y la silla, Milú cambió de sitio. Se instaló en el sofá, desde donde volvía a ver perfectamente la pantalla.

Le miré disgustado. Él entornó los ojos, esbozó una sonrisa, y se lamió una pata. Comprendí entonces que, aunque él no supiera leer, se había dado cuenta de que las fotos y los videos que veía cuando no estaba Marta en casa, no los veía cuando sí estaba. Milú había descubierto mis flaquezas. Y me despreciaba.

¡Mierda de gato!, pensé, algún día lo vas a pagar caro.

Durante un tiempo mantuvimos el statu quo. Yo cambiaba la pantalla de sitio, y él cambiaba de silla. El me despreciaba en silencio, y yo, también en silencio, le odiaba.

Hasta que un día la tormenta estalló. Estaba yo viendo uno de los videos que me había enviado un amigo de chat, cuando Milú saltó sobre mi espalda clavándome una uña en el cuello. Estoy seguro de que lo hizo al oir que en ese momento Marta estaba entrando en la casa, y de que creyó que me volvería contra él el tiempo suficiente como para que Marta entrase en la habitación y viera lo que yo estaba viendo.

Pero no. Lo primero que hice  ¡a tiempo!  fue apagar el ordenador.

-¿Qué te pasa que estás tan sofocado? – me preguntó Marta al entrar.

-El maldito gato – contesté yo – que se me ha lanzado al cuello cuando iba a encender el ordenador.

Marta cogió sonriendo al gato y le acarició el lomo.

-¡Precioso! ¡Bonito! ¿Qué te ha hecho papaito? 

¡Papaito! Decidí matarlo.

Primero pensé en darle una buena dosis de estricnina, que, según tengo entendido proporciona una muerte lenta y dolorosa. Pero Marta habría sospechado.

Al fin me decidí por un potente somnífero, aconsejado por uno de los amigos del chat. Medio frasco en el agua y Milú amaneció al día siguiente apaciblemente dormido para siempre.

Marta estaba desolada ante una muerte tan prematura e incomprensible. Yo intenté consolarla y convencerla de que quizás fuera mejor tener un perro. Pero ella los odiaba y me amenazó con pedir el divorcio si volvía a hacerle semejante propuesta.

Así que, una vez más, volví a quedarme sin perro. Menos mal que, cuando Marta no está, aprovecho para chatear con otros aficionados a las razas caninas, disfrutar con los foros especializados y ver las fotos y los vídeos que publican. 



martes, 14 de febrero de 2012

Barcas en la orilla

Estas cuatro fotos las tomé en 1965. Las dos primeras, a orillas del Lago Mayor, en Italia: 




Las dos siguientes, en Marbella, desde las escalerillas que bajaban desde los jardines del faro hasta la playa. Ahora ya no hay escalerillas, sino un amplio "paseo marítimo". Tampoco hay barcas de pescadores, sino un chiringuito y un puerto deportivo.







Todas las fotos tienen un oscurecimiento, sobre todo en el lateral derecho, que, aunque en las dos primeras no queda mal, en las últimas da un tinte violáceo a la arena francamente feo. ¿Alguien conoce un truco para arreglarlas?  







jueves, 9 de febrero de 2012

La tesis

Cuando Carral terminó de leer el resumen de su tesis, se hizo un profundo silencio en el que parecían oírse sólo los latidos de su pulso.

"¿Alguien del tribunal tiene alguna objeción que hacer?" preguntó el pre­sidente con su ronca voz.

Habló el Dr. Grant:

"¿Por qué le llama Vd. aproximación de Vutchenko a la aproximación co­planar? 1"


"Los libros de Galactología suelen llamarla así"

"Es cierto" apoyó el padrino de Carral "Los libros de Galactología la llaman siempre aproximación de Vutchenko ".

"Yo quisiera hacerle una observación'' dijo otro de los miembros del tribunal "No se refiere al contenido, sino a la forma, pero creo que ésta también es impor­tante. He observado que hay algunas faltas de ortografía en el texto ... "

"Lo sé, Dr. Miedel. No sé que le ocurre a mi secretaria últimamente; ya han venido tres veces a repararla esta semana, pero ha vuelto a estropearse. Tendré que comprar un modelo más moderno".

"Procure tenerla para cuando haga la edición definitiva".

Nuevo silencio."¿Algo más?" dijo el presidente "¿Algún doctor de los que se encuentran en la sala quiere hacer alguna observación? "

Un hombrecillo se levantó al fondo de la sala.

"Me llamo Jaime Cerdá y soy Doctor en Filosofía. Quisiera hacer algunas observaciones, pero no sé si puedo hacerlo".

"Pueden hacerlo todos los doctores, aunque no sean de Ciencias".

"Gracias. Siento haber oído sólo un resumen, ya que, sin duda, algunas de mis preguntas estarán contestadas en el texto completo de la tesis ... En primer lugar, me ha parecido observar una petición de principio en su demostración. Vd. ­parte de la base de que existe una sola galaxia, para demostrar al final que existe una sola galaxia... "

"Perdón. Dicho así, suena efectivamente a circulo vicioso. Yo supongo, al principio, que sólo existe una galaxia, y demuestro, al final, que esto es cierto. El hecho de que esto sea cierto no lo deduzco de mi suposición, sino que comprue­bo que los resultados a que se llega, partiendo de ella, son correctos".

"¡Pero eso no prueba nada!. Los resultados que se obtienen con las teorías clásicas son tan correctos como los suyos, y sin embargo ambas teorías son incompa­tibles''.

"Es verdad. Pero yo obtengo más resultados correctos con mi teoría que los que obtiene la teoría clásica. Por tanto, reconocerá Vd. al menos que mi teoría es más cierta que aquella. Con la teoría clásica, por ejemplo, Vd. puede deducir que el espacio es curvo, pero no consigue saber cual es su curvatura en cada punto''

El Doctor Cerdá sonrió.

"No me parecen muy de fiar unos cálculos en los que se utiliza la teoría de la relatividad".

"En las grandes distancias interespaciales, la teoría de la relatividad es su­ficientemente aproximada como para no tener que echar mano de la teoría de Laffite que complicaría enormemente los cálculos".

"Vd. supone que, dada su curvatura, el espacio actúa como una gigantesca lente, y que la luz emitida por nuestra galaxia se concentra en cierto punto, creando una imagen virtual que, desde la tierra, parece ser una nueva galaxia. La luz de esta imagen, nuevamente difundida y concentrada, crea otra, y así sucesivamente . . ."

"Cierto"

"Dados los puntos en que estas imágenes virtuales aparecen, Vd. calcula la forma y curvatura de esa hipotética lente espacial."

"Cierto"

"Pero digame, ¿no es cierto que suponiendo que hubiera dieciocho nuevas galaxias situadas al azar en el espacio Vd. sería capaz de calcular una nueva len­te que también incluyera a estas entre sus imágenes virtuales?"

"Es cierto. Pero tenga en cuenta que para calcular la lente, como Vd. dice, yo sólo he utilizado seis galaxias. Con las demás, lo único que he hecho es compro­bar que efectivamente se encuentran donde el cálculo de esta lente dice que deben estar. Esto, por si solo, ya me parece comprobación suficiente".

"¿Ha tenido Vd. en cuenta la nueva galaxia que se ha descubierto en las proximidades de la constelación del Cisne?".



"No existe ninguna galaxia en las proximidades del Cisne".

"Ha venido en los periódicos de hace una semana".

"Hace semanas que no tengo tiempo para leer los periódicos; la preparación de mi tesis me lo ha impedido... pero es imposible que haya una nueva galaxia en las proximidades del Cisne"

"Vd. dice que es imposible, pero es un hecho".

"Mire Vd., la luz tarda un cierto tiempo en recorrer el espacio entre el punto de emisión y el punto en que se forma la primera imagen virtual; en esta ima­gen, por tanto, vemos como era nuestra galaxia hace tantos billones de años como tiempo ha necesitado la luz para recorrer su camino. La luz emitida por esta primera imagen produce, tras otro determinado espacio de tiempo, una imagen nueva, y esta otra, y otra, y otra ... En definitiva: Las galaxias se van produciendo una a partir de otra en puntos determinados; y yo sé ya de antemano donde debe de aparecer la próxima galaxia; y no es precisamente cerca del Cisne. El día en que la próxima ga­laxia aparezca, sabremos exactamente la edad del universo, que será el tiempo que la luz ha tardado en recorrer su camino desde la Vía Láctea hasta su última imagen virtual. "

"Perdone, Sr. Carral ", interrumpió el Dr. Miedel, "pero es cierto que hay una nueva galaxia cerca del Cisne; Vd. mismo podrá observarla a simple vista en ­cuanto anochezca. ¿No podría haber algún error en sus cálculos? Quizás su secre­taria le haya transmitido con errores los resultados calculados en el Centro de Cálcu­lo de la Uníversidad... "

Carral se quedó pensativo, con la vista fija en un infinito que, según su pro­pia teoría, no existía.

Luego dijo tímidamente:

"¿Puedo utilizar un momento la secretaria de esta sala?"

Los miembros del tribunal se miraron entre si.

"Por supuesto" dijo el presidente.

Carral se levantó lentamente y acercándose a la secretaria pulsó el botón de encendido.

Inmediatamente, la secretaria escribió en la cabecera de la página:

"SECRETARIA SMDC183, 7 DE JUNIO, A LAS 11,30"

Y, saltando un par de líneas:

"USUARIO? "

Carral tecleó:

"UMDCI09 "
"PROGRAMADOR? " "JCR''
"NUMERO DEL TRABAJO?" "E51 1271 "

La secretaria saltó un par de líneas:

"PETICION " "CONEXION CCUM "

Unos segundos de silencio, y de nuevo el teclear de la secretaria

"LlNEA OCUPADA. UN MOMENTO "

Nuevo silencio.

"¿Qué ocurre? " preguntó el presidente de tribunal

"Está ocupada la línea."

"Habrá que ampliar la calculadora" dijo el Doctor Grant. "Está saturada y últimamente siempre hay que esperar casi medio minuto su conexión".

"CCUM CONECTADO" tecleó la secretaria, y después:
"AQUI CCUM. PETICION?" "ARCHIVO AMDCI09/123 "
"AMDC109/123 ES UN ARCHIVO PRIVADO. ESCRIBA PALABRA CLAVE "

Carral tecleó unas letras, que no fueron escritas por la secretaria a fin de que la palabra clave no pudiese ser conocida por personas ajenas al archivo ­AMDC109/123.

"CORRECTO", escribió la secretaria, "ARCHIVO AMDCI09/123 DlSPONIBLE "

"CONSULTA", tecleó Carral, "BUSCAR SOLUCIONES RECHAZA­DAS PROBLEMA MONOGALACT CON GALAXIA PROXIMA CISNE "

"Si ha sido un error de mi secretaria", explicó Carral mientras daba tiem­po para que la calculadora del CCUM hiciese lo pedido, "la solución correcta de­be de haber sido calculada y rechazada, sustituyéndola por una errónea. Afortuna­damente no había destruido aún los resultados rechazados y quizás podamos encon­trarla ".

"UMDCI09 JCR E511271 17 DE MAYO, A LAS 9,47
MONOGALACT
JTEMP = 200374021
ALFA = 72,5"

La secretaria continuó escribiendo una serie de valores sin sentido para quien no conociera el problema. Al llegar a la tercera página comenzó a escribir una ta­bla con nombres de galaxias (dos de ellos en blanco), su localización en el espacio y unos números que sólo en tres ocasiones eran negativos.

"Esta solución fue rechazada porque daba tres tiempos negativos para la for­mación de tres de las galaxias conocidas" dijo Carral "Esperemos a las otras solucio­nes rechazadas".

Silencio.

El padrino de Carral se removió incómodo en su asiento

"NO HAY MAS SOLUCIONES", escribió la secretaria.

"No hay más soluciones" repitió Carral a media voz.

Nuevo silencio.

"¡Dios mío! ¿Cómo no se me había ocurrido antes?"

Carral arrancó el papel de la secretaria y se acercó triunfante al tribunal:

"¡Señores! Acabamos de hacer un descubrimiento sensacional... Esta solu­ción, que es la correcta, no fue rechazada en su día por un error de mi secretaria, sino por un simple prejuicio: el de no tener en cuenta los casos en que salía un tiem­po negativo para la formación de las imágenes virtuales''.

Por un momento, los presentes se quedaron pensando en lo que esto podría significar.

"¿No pretenderá Vd. afirmar que puede formarse una imagen virtual antes de que el objeto haya comenzado a emitir su luz!" exclamó el quinto miembro del tri­bunal, que hasta entonces había permanecido callado.

"Por supuesto que no, señores. Lo que afirmo es que nuestra galaxia es la ­tercera imagen virtual de la única galaxia que realmente existe, la galaxia de An­drómeda. Tomando como origen esta galaxia, que es la que tiene el mayor tiempo negativo, todos los tiempos resultan positivos y la Vía Láctea resulta ser su tercera ima­gen virtual".

"¡Sr Carral!" gritó el Doctor Cerdá "¡Baje Vd. de sus galaxias! ... ¡No pretenderá decir que Vd. y yo somos imágenes virtuales de unos hombres que vivie­ron en Andrómeda hace billones de años! "

"Es exactamente lo que afirmo ".

El Doctor Cerdá se puso rojo de ira.

"¡Está Vd. completamente loco!. Es un hecho . . ."

"¿Un hecho o una ilusión en la que todos vivimos?"

"Señores", interrumpió el presidente, "no es este el momento ni el lugar pa­ra lanzarse improperios. Les rogamos se retiren de la sala mientras este tribunal toma una decisión sobre la tesis''.

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1 - La aproximación coplanar es la que resulta de suponer que en la ecuación
Φ(r) = Δ(F(r) Λ Φ(r) + DivΦ(r) + Z(r))
r tiene cuatro componentes (dos espaciales y dos temporales) en lugar de las seis habituales.
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La “secretaria” que aparece en él cuento puede parecer un poco cutre, pero he preferido no actualizarlo, dejándolo como me lo publicaron en el número del 1 de diciembre de 1974 en la revista “Informática. El periódico de las oficinas”.


sábado, 4 de febrero de 2012

Carta a Julio Martín Alarcón, periodista


Madrid, 4 de Febrero de 2012
Estimado Sr. Martín Alarcón:

He leído con sorpresa su artículo “El Miura atómico”, publicado en el número de Enero de la revista “La aventura de la historia”. Y digo ‘con sorpresa’ porque es la primera noticia que tengo de que mi nombre y el del programa Islero hayan tenido la más mínima relación con las conversaciones mantenidas en 1973 entre Carrero Blanco y Kissinger.

Es cierto que escribí el programa Islero, y que, en relación con los equipos electrónicos de que disponíamos en 1964, era un programa de ordenador bastante complejo. Tanto, que por eso le puse el nombre de Islero: No estaba muy seguro de si podría acabarlo antes de que él acabara conmigo.

Pese a su complejidad, Islero era tan solo un programa de difusión lineal, con el que sería imposible hacer cálculos para construir una bomba atómica. Por ello, el que también se llamara Islero el proyecto, con el que Carrero amenazó a Kissinger, de construir una bomba atómica española, creo que solo se puede deber a una de las siguientes causas:

- Se trata de una simple casualidad. Yo no tengo ningún copyright sobre el nombre del toro que mató a Manolete.

- El proyecto de bomba atómica española, aunque siempre posible contando con tiempo suficiente (años), fue un “farol” que se tiró Carrero Blanco con la colaboración de mis compañeros de la JEN Caro y Velarde, utilizándose el nombre de un programa existente para darle mayores visos de realidad. 


Independientemente de la observación que le hago, encuentro su artículo muy interesante, por lo que me permito reproducirlo, junto con esta carta, en mi blog, cuya URL es  cosasquequierocontar.blogspot.com


No quiero terminar sin agradecerle el que me incluya entre los científicos que situaron a España en la vanguardia del desarrollo nuclear, cosa que, sin falsa modestia, me parece un poco exagerada.

Atentamente,

                Florentino Briones