A finales de 1965 contactó conmigo Andrés Bujosa
(excompañero de la Junta de Energía Nuclear y futuro primer director del
Instituto de Informática) para informarme de que IBM, donde entonces trabajaba,
iba a ceder un equipo electrónico a la Universidad de Madrid, y que habían
pensado, si yo estuviera interesado, en proponerme como director del centro de
cálculo que se iba a crear. A mi me pareció una propuesta interesante, y Bujosa me recomendó que, si era así, buscase más apoyos a mi candidatura, ya que seguramente habría más candidaturas, aunque podía contar ya desde ese
momento con que el presidente-director general de IBM, Fernando de Asúa
Sejournat, me propondría como director.
Poco antes, la Facultad de Ciencias, donde ya había
impartido clases de Cálculo Numérico, me había concedido premio extraordinario
de doctorado por mi tesis (sobre un tema también de Cálculo Numérico), por lo que fue muy fácil, tras visitar a algunos catedráticos de la Sección de Matemáticas (Abellanas, Botella, Dou, Torroja,...), obtener su apoyo y el del decano de la facultad, Enrique Costa Novella.
Y, por supuesto, también me apoyó mi
padre, que conocía al Rector, Enrique Gutiérrez Ríos, escribiéndole para que tuviese en consideración mi candidatura.
En la planta superior estaban ubicados los despachos, la biblioteca, un salón de actos y una sala para reuniones, cursos y seminarios. La planta baja albergaba el equipo informático, sala de perforistas, y un amplio hall. Y en el sótano estaban los equipos de aire acondicionado, almacén y una zona vacía que resultó muy útil para montar exposiciones.
En el acuerdo, IBM cedía a la Universidad un equipo integrado por un IBM 7090, como el que pocos años antes había servido para realizar los cálculos necesarios para enviar a la luna el cohete Saturno, un IBM 1401 y el necesario equipo auxiliar. Figuraba, entre otras cosas, que el Centro, disponible para todas las universidades españolas, solo podía utilizarse para labores de investigación y enseñanza (y no para labores administrativas).
Parte del equipo puede verse actualmente en la zona habilitada como museo en la Facultad de Informática de la Universidad Complutense, en cuya biblioteca también se conservan los fondos bibliográficos producidos y reunidos por el Centro de Cálculo.
En 1966 trabajaba yo para la rama de energía nuclear del
OCDE en el Centro Común de Investigación que el Euratom tenía en Ispra
(Italia), donde, junto a otros equipos más modernos, disponíamos de un 7090/1401 igual al que iba a instalarse en Madrid. Pero no fue sino hasta
el verano de 1967 cuando volví a España para hacerme cargo del puesto
de director y comenzar la selección y preparación del personal centro.
Como subdirector seleccioné a Ernesto García Camarero, que me fue presentado, recién vuelto de Hispanoamérica, por un amigo común: Luis García de Viedma (también, como Bujosa, antiguo compañero de la JEN). Me pareció, por su experiencia y personalidad, la persona adecuada para asumir ese puesto, y también para sucederme en la dirección cuando dejé la Universidad, en 1974, para incorporarme al Banco de España.
Como subdirector seleccioné a Ernesto García Camarero, que me fue presentado, recién vuelto de Hispanoamérica, por un amigo común: Luis García de Viedma (también, como Bujosa, antiguo compañero de la JEN). Me pareció, por su experiencia y personalidad, la persona adecuada para asumir ese puesto, y también para sucederme en la dirección cuando dejé la Universidad, en 1974, para incorporarme al Banco de España.
Otra persona clave en el funcionamiento del Centro fue Mario Fernández Barberá, el hombre de IBM en el Centro de Cálculo. Su misión era la de servir de enlace y facilitarnos la ayuda de IBM en todo aquello que pudiéramos necesitar. A su experiencia en informática añadía su interés por el arte, que fue determinante en la creación de un Seminario de Análisis y Generación Automática de Formas Plásticas (SAGAF-P).
El Centro de Cálculo se inauguró oficialmente el 7 de Mayo de 1969, aunque ya llevaba un año de funcionamiento, durante el que, además del servicio de cálculo, comenzaron a impartirse cursos sobre informática, lenguajes de programación y aplicaciones, ciclos de conferencias, seminarios y congresos.
Muy interesante, Florentino. Las foto de los ordenadores con el panel de control me parece increible, solo habia visto algo asi en las peliculas de ciencia ficcion.
ResponderEliminarMuy interesante, sí. Gracias por contarnos una de las muchas cosas grandes que has hecho en la vida, es para sentirse muy orgullosa de ti, ¿no crees?
ResponderEliminarMuy interesante lo que cuenta y las imagenes que muestra. No son nada conocidas y dan muestra de la importancia del edificio.
ResponderEliminarQué nostalgia, yo también pasé por ese centro en los años 80 cuando estudiaba Matemáticas, ahora me dedico a la ciberseguridad y cuando cuento estas cosas de lo de los programas en Fortram se quedan ojipláticos
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