Cuando vivía en la Avenida de
Valladolid, subía en coche hasta el Centro de Cálculo de la Universidad, donde
trabajaba, además de dar clase de Cálculo Numérico en Matemáticas.
Como por la zona hay varios
Colegios Mayores, de vez en cuando recogía por el camino a algún estudiante
autoestopista.
En una ocasión recogí a uno que
se mostró muy agradecido porque si no habría llegado tarde a clase.
- ¿Que estudias? - le pregunté.
- Tercero de Matemáticas.
Le miré de reojo, pero no lo
reconocí. Aunque Cálculo Numérico estaba en tercero, no recordaba haberle visto
nunca en clase.
- ¿Que asignatura tienes ahora?
- Geometría Analítica. Bueno...
la Geometría Analítica es de segundo, pero la suspendí y, aunque el horario coincide
con una de tercero, prefiero ir a esta, que es más difícil.
- Pero si no vas nunca y el profesor
no te conoce, a lo mejor te suspende.
- No, que va, el profesor de
Cálculo Numérico aprueba a todo el mundo.
- Hombre, algo tendrás que saber
para aprobar ¿no?
- Si, pero la asignatura no es
difícil y los apuntes que da dicen que están bien.
Estábamos llegando y, mientras paraba,
le dije:
- De todas formas deberías ir
algún día, aunque solo sea para conocer al profesor. Te expones a que un día, haciendo autoestop, te recoja él, le
digas lo que me has dicho a mí y decida suspenderte por no haber ido a clase.
Se bajó. Al cerrar la puerta se
me quedó mirando... ¿estaba pensando que quizás yo era el profesor y no otro estudiante?... Me dio
las gracias y se marchó corriendo a clase de Geometría Analítica.
Ya ves, dicen que las mentiras tienen las patas cortas...
ResponderEliminarUn abrazo
Buena anécdota y mejor lección..
ResponderEliminarSaludos.
elperroverde
Jajajaja si es que hay listillos que se pasan... Y luego están los que meten la pierna hasta la cintura y mueven a ver si hay hueco para más
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